Me he dado cuenta de que aprender a pedir lo que necesito es todo un arte. Mientras que para algunas personas es algo que resulta natural, a otros les resulta difícil expresarlo con palabras. Abogar por nosotros mismos requiere autoconciencia, claridad y práctica, y afortunadamente estas habilidades se pueden aprender y fortalecer con el tiempo.
Por naturaleza, los seres humanos buscamos la conexión humana y el sentido de comunidad. Abogar por nosotros mismos y pedir lo que necesitamos puede parecer riesgoso porque conlleva el miedo de ser rechazados, descartados o vistos como demasiado demandantes o difíciles. Sin embargo, todos tenemos una necesidad innata de sentirnos escuchados, validados y comprendidos.
Según el trabajo del psicólogo Marshall Rosenberg en el libro Comunicación No Violenta, identificar sus sentimientos (por ejemplo, agobiado, ignorado, no valorado) y luego la necesidad que hay detrás (por ejemplo, respeto, descanso, reconocimiento) es clave para una comunicación efectiva. Muchas personas quizás no comprendan exactamente lo que estamos experimentando, pero la mayoría de nosotros podemos empatizar con las emociones, ya sea miedo, frustración o ira.
Abogar por nosotros mismos es más eficaz cuando utilizamos una comunicación clara y asertiva, pero también respetuosa y considerada. Las emociones intensas, como la ira o el miedo, pueden dificultar la forma en que nos expresamos y, al mismo tiempo, provocar una actitud defensiva en los demás. Elegir el momento adecuado para hablar es tan importante como la manera en que lo hacemos. Esperar un momento más tranquilo o pedir regresar a la conversación más tarde puede ser útil. Al hacer una petición en lugar de una exigencia, creamos un espacio para el respeto y la comprensión mutua. Intente usar frases en primera persona, como por ejemplo: “Me siento agobiado(a), necesito tiempo y espacio para procesar esto.”
Como en cualquier arte, aprender a decir “esto es lo que necesito” requiere práctica y paciencia. No se trata de ser perfecto, sino de ser honesto. Abogar por nosotros mismos no significa que siempre obtengamos exactamente lo que pedimos, pero sí significa que nos representamos a nosotros mismos con claridad y valentía.